Quinta y última parte del artículo del número 38 de la revista de la Cofradía de Sta. María de Roncesvalles, dedicado a Imizcoz.
Las fiestas pequeñas eran en invierno, en Santa Águeda, a veces con buena nevada; venían los parientes y se quedaban dos o tres días.
Un año, con nieve, el amo de Acetegui tuvo que abrirles camino con la mula y una pareja de bueyes hasta Gorráiz, alehjando asi a los parasitarios visitantes.
Las fiestas mayores en San Pedro, amenizadas por los juglares de Arrieta. Los tres días de rogativas, antes de la Ascensión, la procesión de Imízcoz iba un día a Villanueva, otro a Arrieta, el tercer día los dos pueblos venían a Imízcoz: Almuerzo para todos.
Sin embargo, el momento cumbre procesional era la procesión a Roncesvalles, el miércoles anterior a Pentecostés: ida y vuelta en oración, juntándose por la mañana en el puente de Arrieta y despidiéndose por la tarde en el mismo sitio.
El día de Navidad se quemaban troncos en el hogar familiar en honor del Niño Jesús, de la virgen, de los Difuntos. En Reyes se elegía por sorteo, el Rey de cada casa.
Al principio eran Imízcoz cuatro familias. Los primeros que se fueron del pueblo son los que vivían en la casa de la Abadia, los Lugea de Urroz. Después, en el año 63 salieron los Acetegui y Sanchotena.Iriartea sigue habitada: tres personas, la madre y los hijos.